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lunes, 4 de septiembre de 2017

 ADIÓS A UN HOMBRE EJEMPLAR


    
Columnista
Publicado en El Colombiano el Domingo 3 de Septiembre de 2017

El pasado 26 de agosto, después de una larga vida llena de realizaciones personales, emprendió su último viaje el Maestro Hernando Londoño Jiménez; lo hizo de forma tranquila y silenciosa, como fue su trasegar durante los últimos años al lado de su adorada esposa y rodeado de su familia -su más pulida obra- a la cual mucho amó y que también lo rodeó de un afecto sinigual.

Él fue un defensor aguerrido cuyo lema era luchar a brazo partido contra la injusticia y la arbitrariedad; durante cincuenta años concurrió a los tribunales como defensor y, a veces, como vocero de víctimas, escenarios en los cuales labró las más vibrantes páginas de la historia de nuestro derecho penal. Como brillante defensor ante el jurado de conciencia, pronunció bellos, elocuentes e irrepetibles alegatos que nunca fueron superados por el foro penal de la época; sus dotes oratorias se sumaban al exquisito manejo del lenguaje, como un curtido y pulido artesano de la palabra que era. Como luchador incansable siempre invocó el respeto de los principios y obró animado por una ética inquebrantable, inculcada por su muy querida Universidad Pontificia Bolivariana.

Cuando hace, justamente, treinta años fue asesinado el Dr. Héctor Abad Gómez, el Dr. Londoño Jiménez era uno de los miembros del Comité Departamental para la Defensa de los Derechos Humanos, que con valentía denunciaba los atropellos y las persecuciones, gran parte de ellos atribuidos a los agentes del Estado. De igual forma, debe recordarse al escritor excelso

que se ocupó de problemáticas como el derecho penal, la justicia, los derechos humanos, la política y la literatura; a esta última disciplina y a la filosofía destinó gran parte de su vocación lectora, gracias a una magnífica colección de obras que donó a la biblioteca de su natal y amada Abejorral. Su producción personal está compuesta por más de treinta libros, uno de ellos todavía en prensa.

También, fue columnista del Periódico EL COLOMBIANO por más de veinte años, donde publicó vibrantes y sesudas reflexiones sobre el acontecer nacional que le granjearon la admiración de sus coterráneos; su amor y entusiasmo por esa tarea fueron inmensos. De igual forma, fue un esplendente académico con notoriedad internacional a lo que contribuyó, sin duda, su paso por la Universidad de Roma donde estudió derecho penal y criminología.

Además, fundó y dirigió el Colegio de Abogados Penalistas de Antioquia y la Revista Tribuna Penal; se desempeñó como miembro y colaborador de los consejos de dirección de Nuevo Foro Penal y director de Temas de Derecho Penal. Fue un muy ameno conferencista que, con sus pulidas ponencias, recorrió diversos escenarios; en esos ámbitos, pese a ser filosóficamente conservador, se destacó por sus ideas demo liberales y como un crítico del autoritarismo y el expansionismo penal, pues no concebía el derecho penal sino como expresión del garantismo en un contexto democrático.

Esas ideas las aportó a las comisiones redactoras que confeccionaron normatividades penales, como el Código Penal de 1980 y los Códigos de Procedimiento penal precedentes, en cuyo seno fue pionero al defender el principio de libertad como columna vertebral de los sistemas procesales. Incluso, formó parte de la Comisión que en los años setenta redactó el Código Penal Tipo para Latinoamérica. Añádase que fue servidor público en diversos  cargos y tuvo una muy destacada participación como miembro de la Asamblea Nacional Constituyente que redactó la Constitución de 1991.

Sin duda, con la partida de este prohombre el país, la comunidad académica y el derecho penal, pierden a una de sus inteligencias más preclaras; se ha ido un ser humano excepcional. Pero también levanta velas un guerrero de las ideas, la vida, el derecho, las letras, la música, la lectura, el foro, la literatura y tantas cosas más; él deja una herencia de fortaleza espiritual, rebeldía, alegría, humanismo, carácter, brillantez e inteligencia, que deberá ser recordada, una y otra vez, por las futuras generaciones.


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